miércoles, 27 de mayo de 2020

Calidad educativa: ¿cuestión de producto y/o de proceso?

HABLAR DE ‘CALIDAD EDUCATIVA’ IMPLICA ANALIZAR, REFLEXIONAR CRÍTICAMENTE, PROFUNDIZAR Y CARACTERIZAR DEBIDAMENTE PROCESOS EDUCATIVOS.



Desde los sistemas educativos vigentes actuales, al referirse a la Calidad Educativa, se apunta, más que todo, a ‘productos’ (perfil de egresada/o de cursos, niveles educativos, carreras, postgrados, objetivos, resultados esperados, competencias,…). Sin embargo, es un hecho que no hay producto que no sea consecuencia de un proceso.
Además, al analizar cada contexto educativo, constatamos que se trata de productos ‘nunca acabados’. Terminamos un curso, concluimos un año de estudio, egresamos de una carrera,… sin embargo, no dejamos de aprender, seguimos aprendiendo, seguimos nuestra formación. Cada paso es como un ‘boleto de entrada’ para iniciar el siguiente… se trata de una secuencia que no acaba. El título de una carrera NO me garantiza que sea un buen profesional, sino me da permiso a ejercer la profesión y seguir aprendiendo ejerciendo, construyendo, junto a mis colegas, nuevas experiencias, es decir: a ‘profesionalizarme’ en la práctica laboral, siempre en un contexto particular, y siendo un proceso que continúa permanentemente.
Para describir ‘Calidad Educativa’, debemos preguntarnos por los CRITERIOS de CALIDAD que se toman en cuenta para valorar y calificarla. Además, es importante y necesario valorar quién(es) los definen y con qué intereses lo hacen.
En este particular, como ABACOenRed (www.abacoenred.com), un espacio de Educación Alternativa Popular con proyección nuestramericana, apuntamos a los siguientes 10 criterios mínimos de Calidad Educativa, en cualquier contexto, nivel o escenario educativo:
  1. Calidad educativa es necesariamente calidad para todas y todos. Al no ser así, entonces NO es calidad. Implica educación incluyente, sin discriminación, con respeto a la diversidad, incluso su disfrute sincero. Integra y se basa en cooperación genuina, como eje educativo integrador e incluyente por excelencia.
  2. La calidad educativa se construye desde el escenario singular, convirtiéndose sus actoras/es clave en las y los verdaderas/os autoras/es de la misma. Calidad educativa no puede imponerse desde arriba, sino, se acompaña su construcción, cooperando genuinamente entre los diferentes niveles administrativos, garantizando la coherencia con un proyecto político-educativo nacional. Y que no se nos olvide que en esta construcción colectiva hay lugar a equivocarnos y a rectificar, ya que desde los errores aprendemos también. Igual debe haber lugar para el aporte de todas y todos.
  3. Al ubicarnos dentro de un proyecto político-educativo nacional, hacemos un llamado a la ‘imaginación’ del ideal (un sueño – ‘lo inédito sensible’) a construir colectivamente en cada escenario particular. Es la apertura y el fomento a la ‘imaginación’, la capacidad y creatividad de imaginar, otro criterio esencial de toda calidad educativa. No se trata de una imaginación intuitiva nada más, sino de una imaginación que surge desde el estudio del contexto, desde la planificación consciente, desde una orientación clara en cuanto al proyecto educativo global en el cual nos ubicamos, desde la decisión de un compromiso (componente político-ideológico) con una educación alternativa popular. La imaginación (lo ‘inédito sensible’, planteado por ABACOenRed, a convertirse en el ‘inédito viable’, tal como lo plantea P. Freire; la visualización de la ‘zona de desarrollo próximo’ planteado por Vigotsky) constituye la fuente principal de todo avance en cualquier proceso de construcción cooperativa.
  4. Calidad educativa implica un enfoque ‘EcoPerSocial’, ya que se basa en la calidad de las relaciones sociales y de identidad ‘universal’, en la capacidad del diálogo y la profundidad del encuentro, como espacios educativos a priorizar, a construir conjuntamente como oportunidades de aprendizajes, integrantes de una actitud emprendedora cooperativa de calidad creciente, siempre. ‘Soy porque tú Eres, Soy siendo porque Somos siendo, partes integrantes del Universo.’
  5. Calidad educativa requiere necesariamente de un enfoque científico, tanto en cuanto a contenido (intencionalidad científica y enfoque holístico-complejo) como a metodología (sistematicidad). Esto implica desarrollar una actitud (auto-) crítica constructiva, investigar, profundizar, compartir, ampliar, cuestionar, reconstruir, interpretar, esenciar, imaginar – suponer, prever, validar, constatar, describir, explicar, (com)probar, contextualizar, errar, rectificar, crear, transformar, cambiar, mejorar, perfeccionar, etc. Implica una orientación ‘radical’ (es decir: desde la raíz) desde, en y hacia el aprender significativo; un aprender colectivo, cooperando genuinamente; una construcción colectiva de oportunidades de aprendizaje, una construcción (subjetiva) de significados ´EcoPerSociales’. En lo metodológico, se trata de construir una relación horizontal y sustituir definitivamente la ‘intención de enseñar’ (como expresión de una relación vertical entre quien (supuestamente sabe) y quien no sabe) por la intención de ‘aprender juntas/os’, aportando insumos todas/os, acompañándonos en el aprender. Pasando de ser solo actoras/es clave en los escenarios educativos a SER verdaderas/os autoras/es de nuestros propios escenarios educativos, como una tarea cooperativa.
  6. Calidad educativa no es posible sin garantizar escenarios idóneos para la creatividad, no solamente en el aprender, sino también a nivel de la administración de la educación: su contextualización, planificación, organización, diversificación, inclusión, implementación, desarrollo, evaluación, monitoreo, seguimiento, acompañamiento,… Implica superar paradigmas ya vencidos para ir construyendo, en cooperación siempre, escenarios educativos muy propios. Este mismo componente integra fenómenos como: originalidadexigencia flexibleflexibilidad exigente y exigencia productiva. Ser creativa/o no es un don con el cual nacemos, sino se aprende creando. Y el aprender a SER creativa/o pasa por respetar y disfrutar la diversidad. SER creativa/o es CREAR diversidad.
  7. Calidad educativa significa responsabilidad compartida, porque la calidad educativa se caracteriza por ser un proceso de construcción conjunta de OPORTUNIDADES de aprendizajes. Las oportunidades no se dan, ni se presentan así no más, sino se construyen colectivamente. Cuando se nos presentan posibilidades, nos queda como responsabilidad convertirlas en oportunidades, cooperando genuinamente.
  8. Calidad educativa implica una decisión al compromiso. Esta decisión, esencialmente de carácter político-ideológico, se expresa en un enfoque de Educación Alternativa Popular, como enfoque metodológico sustancial de todo proceso de aprendizaje. En una dinámica de práctica – reflexión – práctica mejorada, deben integrarse holísticamente al menos siete ejes: participación constructiva (ser autoras/es, compartir, construir), experienciación ((co-)construir y vivir la experiencia, aprender de ella), concienciación (construir la propia conciencia), comunicación (diálogo, encuentro, puesta en común – acordar, construcción de redes), sistematización (reflexión, profundización y comprensión para el cambio necesario – personal, social, contextual), integración (‘solo yo no puedo’, nos necesitamos y nos queremos, trabajo colectivo, trabajo en redes), transformación (SER, calidad de vida para todas y todos). Estos 7 ejes, sin excepción, se entrecruzan y caracterizan esencialmente por la cooperación genuina, la que destaca y profundiza su valor educativo.
  9. La calidad educativa se expresa en la creación colectiva de espacios para el descubrimiento de su(s) talento(s) (su vocación personal). Para que alguien se dé cuenta de lo que realmente le gusta hacer, lo que le apasiona, lo que puede hacer ‘de maravilla’, es necesario un escenario educativo que estimule, respete y disfrute la creatividad, la originalidad y la diversidad. Este tipo de escenarios educativos son los que constituyen el camino al descubrimiento – cooperando – de los talentos propios, ya que ‘vivir el aprender es SER’. Es justamente desde la diversidad que la cooperación genuina adquiere su mayor valor.
  10. Calidad educativa implica aprender. Y aprender es cambiar de actitud para transformar la realidad que vivimos, construyendo mayor calidad de vida para todas y todos. “La persona más relacionada con el aprender es quien aprende, tal que la AUTO-evaluación debe ser el punto de partida, complementándola de manera constructiva con la co-evaluación y la hetero-evaluación.”. Querer estandarizar las evaluaciones significa un irrespeto a la creatividad y a la diversidad, y por ende al talento humano, a su vocación. Todo proceso evaluativo, considerando su carácter educativo por esencia propia, considerando también el derecho a equivocarnos, debe caracterizarse por un profundo respeto a la originalidad, la creatividad y la diversidad. En vez de unificar las modalidades evaluativas (el mismo examen para todas y todos), debemos diversificarlas y hasta crear espacios para que quienes aprendan puedan sugerir y decidir cómo expresar lo aprendido ante quienes facilitamos los procesos de aprendizaje. Solo así, el producto de una evaluación, igual será resultado de todo un proceso de cooperación genuina entre quien aprende (me incluyo como docente), quien facilita (incluyo a educandos) y quienes comparten (educandos y facilitadoras/es).
La calidad educativa se construye entre todas y todas y demanda de cada quien un cambio de actitud. De allí que desde ABACOenRed, planteamos que el reto de una educación de calidad consiste en que toda comunidad educativa construya escenarios educativos, basados en actitudes cooperativas. Esto lo podemos lograr si nos enfocamos más y fundamentalmente en el PROCESO educativo, para que sea un proceso incluyente, cooperativo, de responsabilidad compartida, contextualizado, consciente, respetuoso a la creatividad, originalidad y diversidad, con lugar para el descubrimiento y la profundización–ampliación de nuestros talentos. Cultivando nuestros talentos ‘EcoPerSociales’, sin duda alguna, estamos contribuyendo a la construcción colectiva de calidad educativa en el escenario o contexto que sea.
Herman Van de VeldeABACOenRed

viernes, 21 de febrero de 2020

Cuestión esencial: la Educación, los educadores


La educación es, como la justicia, la sanidad y la ciencia, tema supra-partido político. Se dirige a todos los ciudadanos, sin discriminación alguna, y no puede concebirse desde ideología, creencia e identidad cultural alguna.

Educación para ser personas “libres y responsables” (art. 1º de la Constitución de la UNESCO), para “dirigir con sentido la propia vida”, según impecable definición de D. Francisco Giner de los Ríos. La Constitución de la UNESCO ofrece iluminados caminos para el mañana: vivir guiados por principios democráticos, comprobar la veracidad de la comunicación y, sobre todo, a prender a ser, para el pleno ejercicio de las facultades distintivas de la especie humana: pensar, imaginar, anticiparse, inventar, ¡crear! Cada ser humano único capaz de crear, de inventar un futuro y participar en el colectivo, nuestra esperanza.

La educación durante toda la vida constituye la herramienta más poderosa de la democracia. Educación a lo largo de toda la vida, como fuerza emancipadora, liberadora, como forjadora de un comportamiento “personal”, decidido con total autonomía. “Libres, escribió Eduardo Galeano, son quienes crean, no copian. Quienes piensan, no obedecen. Enseñar es enseñar a dudar”. Ya no se trata de estructuras locales, cerradas y estáticas, sino de un sistema global abierto y en continua evolución, movido por el ritmo trepidante que le impone el progreso de las comunicaciones y la aceleración de los intercambios de todo tipo.

Educación, según las recomendaciones de la Comisión Jacques Delors, para aprender a ser, a conocer, a hacer, a vivir juntos. Para la interacción, para el enriquecimiento recíproco, para el respeto a los demás. Educación para aprender a emprender, para aprender a atreverse. Educación para el respeto a los demás, para una relación de total confianza y amorosa con los progenitores, de fraternidad con los familiares.

La educación para la paz es un campo específico pero forma parte del desafío educativo propio de una “aldea global” asimétrica, cuyas disparidades en lugar de reducirse se están ampliando. Millones de niños y jóvenes no acceden a los niveles mínimos de aprendizaje en muchos países del mundo. La educación para la paz debe incluir la educación para la democracia, la justicia, el desarme, los derechos humanos, la tolerancia, el respeto a la diversidad cultural, la preservación del ambiente, la prevención de los conflictos,  la reconciliación, la no violencia y la cultura de paz. Para hacer posible la transición histórica de la razón de la fuerza a la fuerza de la razón.

La educación es un proceso de participación en el cual debe desarrollarse la capacidad crítica,  esencial para los nuevos ciudadanos del mundo. La educación para la paz debe enseñar a encontrar soluciones a los conflictos, a la guerra, a la violencia, al terrorismo, a la explotación de género, a combatir el daño ambiental y oponerse a todo lo que sea contrario a la vida y a la dignidad humana. Hay que aprender a comportarse para favorecer la transición de una cultura de guerra a una cultura de paz, de la fuerza a la palabra. La educación tiene que proporcionar conocimientos y capacitaciones para que los ciudadanos entiendan el complejo mundo en el que viven, lo gestionen democráticamente, usen equilibradamente los recursos  naturales y construyan y defiendan un sistema de valores en el que estén integrados la tolerancia, la justicia, el respeto a las diferencias. Es decir, la paz y no la violencia, desoyendo el famoso adagio de “si quieres la paz prepara la guerra”.

Los Estados son los actores políticos que deben asumir y articular estos planes, pero es la sociedad civil a través de sus múltiples formas la que debe influir a través de una intensa participación democrática, para que se adopten las medidas correspondientes con la rapidez exigible.

Está claro,  para el  buen entendedor, que el gran problema que nos acosa no es de diferencia sino de indiferencia, no del reconocimiento de la igual dignidad sino del supremacismo y el racismo. Educación es ser independiente (que no “indiferente”, que añadiría Ángel Gabilondo, que sabe muy bien de qué se trata y de lo que supone, en los distintos grados, impulsar el proceso educativo). Lo más preocupante es cómo germinan aquí y allá semillas de racismo, de fanatismo, de dogmatismo… sin que nadie parezca acordarse de lo que sucedió en los año 1933 a 1939… Una gran mayoría de la ciudadanía se halla  siguiendo aturdida y obsesionada a sus equipos de fútbol o atenta en exclusiva al pasado inmediato y al presente, con reivindicaciones que, fundamentadas con frecuencia en torpezas de los que han gobernado a uno y otro lado, tendrían cabida en situaciones de menor apremio, sin darse cuenta de que ahora las generaciones jóvenes y venideras son las únicas que merecen atención para conseguir mantener el mundo a flote y asegurarles una vida en condiciones aceptables.

La educación debe proporcionar a todos conciencia global. Es un aspecto crucial: el prójimo puede ser próximo o distante. Y el cuidado del entorno no debe limitarse a lo más cercano sino que debe extenderse, porque el destino es común, a todo el planeta.  Educación, “conducir” el maravilloso misterio de la vida siendo capaces de  aproximarse a los demás, de “a-projimarse”, recorriendo todos los trechos “con el amor a cuestas”, como recomendó Miguel Hernández.